viernes, 21 de agosto de 2009

Sinestesia

-Mira la luz directamente, sin pestañear.
-Duele un poco.
-Sí, pero no es grave, duele sólo al principio.
-Tienes razón, ya no duele.
-¿Ves? Hazme caso, no pestañees.
-No lo hago.
-Bien. Ahora cierra los ojos. Dime que ves.
-Veo una mancha entre azul y violeta.
-Muy bien. Fíjate bien. ¿Qué parece la mancha?
-Parece una mano sosteniendo una copa.
-Muy bien. Ahora ciérralos con más fuerza.
-Duele otra vez.
-No te preocupes, ya pasará. ¿Qué ves ahora?
-Un murciélago con la boca abierta.
-Excelente. Trata de cerrar los ojos con un poco más de fuerza.
-No quiero.
-Está bien, entonces ábrelos.
-No puedo.
-Eso es imposible, simplemente abre los ojos.
-Te digo que no puedo, lo intento, es imposible.
-No te creo, es muy sencillo...
-Ahí está el murciélago, se acerca...
-Abre los ojos.
-Vuela silenciosamente hacia mí, con los ojos abiertos, me mira...
-No, son ciegos.
-Vuela hacia mí con los ojos abiertos... tengo miedo.
-Abre los ojos, concéntrate en mi voz, abre los ojos.
-¡No puedo! ¡Se acerca! Tengo miedo.
-Escúchame, escúchame bien, todo saldrá bien, si no puedes abrir los ojos ciérralos más fuerte...
-¡Duele!
-¡Obedéceme! Es lo único que te queda..
-El murciélago! Está aquí, me muerde los ojos, ¡duele! ¡quítamelo, me hiere!
-Escúchame! Concéntrate. Lentamente se hace más fácil, siente como con el sonido de mi voz se hace más fácil abrir los ojos, concéntrate en mi voz. Abrirás los ojos cuando cuente hasta tres...
-¡Duele!
-..uno...
-¡Me hiere!
-...dos...
-¡Quítamelo de encima!
-...tres.

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