Si guardo tu rostro de los vendavales es para protegerme a mí mismo.
Una voz aullando en medio de un coro de solistas.
El silencio no es mueca.
Y la sonrisa no se contagia como el bostezo.
La mueca de una sonrisa aullante es voz que rompe el silencio de un bostezo.
Si se imita, te protejo para protegerme a mí mismo.
Y si queda algo para guardar, que sea un vendaval.
Tu rostro es un coro de solistas.