viernes, 21 de diciembre de 2012

Espera


Después de una distancia que puede medirse en horas, intuyo a pesar del frío que el sol volverá a entibiar el camino.
Que borrará las marcas descuidadas de las pisadas, convirtiendo el lodo en polvo.
Intuyo también, por mi cansancio, que otro cíclico sueño real me rescatará de la certeza demacrada del tiempo, sacándome de este otro sueño repleto de seguros y de vacíos, como maleza tratando de esconder tu retorno.
A pesar del agua y la luz que alimentan ese silencio, la senda siempre sigue ahí, mientras intuya que quieres regresar.
Y aquí, yaciendo a tu lado, bendeciré ese verdor que me parecerá benigno si impide que vuelvas a partir.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Espejo

No le temo a la oscuridad, sino a la luz tenue que dibuja penumbras.
Por eso mi verdugo es mudo.
Aunque las estridencias llenan mi retina de manchas de colores que no se interpretar.
Pero tus susurros son fulgores que acarician mi paladar.
No soy preguntas, ni siquiera respuestas.
No hay comillas en mis gestos. Tampoco en mis recuerdos.
Aun así me intimida tu secreto.
Y si tu voz no me inspira ni tus formas, ni tus rostros.
Cada palabra dicha es mía, aunque lo niego.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Clon

Aunque coma la misma carne.
Aunque beba la misma agua.
Aunque respire el mismo aire, al mismo ritmo.
Con una boca mas pequeña, o mas grande.
Aunque sincronizara todas las pisadas usando el mismo calzado o con el pie desnudo.
Ni siquiera si las manos imaginarias fueran las mismas.
No soy yo con otro rostro.

lunes, 6 de febrero de 2012

Reyes

La piel se vuelve pálida, en escala de grises. Sombras agudas en los rostros de jóvenes mártires, sin sangre en las manos, ni en los pies, mientras el atalaya acumula su ira torpe y desquiciada, para terminar convertido en polvo, roca contra roca. Imaginarias derrotas y pírricas victorias. Los minutos se dilatan como las pupilas irritadas, en el lento devenir de la masacre. Campo devastado en arenas limpias, una carrera suicida y atemporal: girando en un sinfin de horas muertas. Y todo queda quieto, estático, en un sin-final. Ambos cerca, sin tocarse, sin odio y sin paz, amagando por enésima vez una estocada inútil y febril, en un baile absurdo, todo queda en nada. Tablas.