miércoles, 31 de marzo de 2010

Razones

Si me impidiera la lobreguez de una duda recuperar la plenitud de los vacíos sabría que es momento de acariciar la espesura del silencio, y entregarme a ser faenado.
Pero me libran del inútil afán una sonrisa o la sutileza de una ausencia.
Por eso se aquietan los temblores de mis manos sosteniéndome.
Por eso espero sin calma que vuelvas.

Otros tiempos

Tarde para nacer de nuevo.
Tarde para recuperar el aliento
perdido en antiguas noches,
frías.
Tarde para olvidar el sabor luctuoso de la ignorancia.

Leche y miel.

Y
si se puede olvidar
la silueta de tu carne exudando mares
y aroma a cielos grises
mirando otra boca
escapando de otras melancolías,
labios reprimiendo la ira
y el deceso de improbables juramentos que hieden ironía,
no
se asombraría mi paladar una vez más
entre los dulzores y la agonía
confundida.

Leche y miel
sedimentos de otras pieles.

Arritmia

Intenté arroparme entre los juncos
humedales tibios me dieron la espalda.

Entre certezas asimétricas se deslizó una rutina
cruel.

Agazapado entre murmullos banales
te espiaba en medio de tu indiferencia
(pero había tenue luz).

Enumeré artiméticamente todas las trampas
y los solsticios de a pares.

Y había impares compases de silencios y de esperas
entre la música tribal que me rodeaba.

Intenté cobijarme entre los surcos de tu piel arada
respirando el polvo estéril de una memoria ajada.

Entre mentiras simétricas emergió una verdad
vejada.

La sombra proyectó espacios navegables
vibrante, vibrante,
ruido galopante.
Giros de sol persiguiéndote.

Habité en la sal deslizándose
con monotonía de verso anhelante.
Ansiedad de pausa
paciencia de los débiles.

No me digas que el nudo abandonaría el ojal,
ni que el ritmo secreto de tus párpados contenía métrica,
ni que de las entrañas había salida,
ni siquiera
que la sangre lacerante era una caricia.

No me digas que me ponga de pie en el lodazal
para que respire.

Me dejé caer antes de que se resquebrajase mi lecho.
Quizás para aprender a dormir sin sed ni hambre
siempre huyendo del tiempo antes del amanecer.