miércoles, 31 de marzo de 2010

Arritmia

Intenté arroparme entre los juncos
humedales tibios me dieron la espalda.

Entre certezas asimétricas se deslizó una rutina
cruel.

Agazapado entre murmullos banales
te espiaba en medio de tu indiferencia
(pero había tenue luz).

Enumeré artiméticamente todas las trampas
y los solsticios de a pares.

Y había impares compases de silencios y de esperas
entre la música tribal que me rodeaba.

Intenté cobijarme entre los surcos de tu piel arada
respirando el polvo estéril de una memoria ajada.

Entre mentiras simétricas emergió una verdad
vejada.

La sombra proyectó espacios navegables
vibrante, vibrante,
ruido galopante.
Giros de sol persiguiéndote.

Habité en la sal deslizándose
con monotonía de verso anhelante.
Ansiedad de pausa
paciencia de los débiles.

No me digas que el nudo abandonaría el ojal,
ni que el ritmo secreto de tus párpados contenía métrica,
ni que de las entrañas había salida,
ni siquiera
que la sangre lacerante era una caricia.

No me digas que me ponga de pie en el lodazal
para que respire.

Me dejé caer antes de que se resquebrajase mi lecho.
Quizás para aprender a dormir sin sed ni hambre
siempre huyendo del tiempo antes del amanecer.

No hay comentarios: