miércoles, 26 de agosto de 2009

Frente al mar

La última vez que fui a la playa me sucedió algo extraño.
Era invierno, pero no hacía frío. El mar se arrojaba sobre las arenas como siempre, infatigable. La marea menos silenciosa de los cielos me advertía que el día era especial, pero no le di importancia.
En la playa había un niño, cubierto de ropas blancas, un niño delgado y de rostro serio, estaba sentado de piernas cruzadas mirando el horizonte. Parecía demasiado solitario. Me senté a su lado, pero no pareció percatarse de mi presencia.
Miramos juntos el horizonte, yo suspiraba conmovido, el niño ni siquiera pestañeaba.
Se puso de pie y caminó hacia el mar. Pronto el agua le cubria los pies. Se detuvo, sacó un pie fuera del agua y dió un paso. El mar le sosutvo el pie, como si fuese realmente sólido. Sacó el otro y repitió el movimiento. Pude ver como se elevaba unos centímetros del suelo y cómo al retirarse las aguas, el niño bajaba otra vez y se posaba suavemente sobre las arenas.
Me levanté, y curioso me acerqué tratando de no interrumpir.
El oleaje atacó nuevamente y el niño volvió a hacer lo mismo, pero esta vez trató de dar un segundo paso. No resultó, era incapaz de vencer a la naturaleza dos veces consecutivas. Eso me puso triste.
Al rato lo volvió a intentar, esta vez con un resultado positivo, dos pasos hacia adelante, pero al tercero se hundió. El mar se retiró.
Así me dí cuenta que el niño en realidad sólo podía dar un paso más que la vez anterior, y si trataba de dar otro, se hundía. Quizás con práctica o paciencia pudiese mejorar. Me pregunté también porqué simplemente no esperaba, despues de dar el primer paso, que el mar se retirase, y al volver, repetir, es decir, avanzar solo de un paso por vez. Quizás no era muy inteligente.
Pero no entendía porqué lo intentaba, asi que le pregunté.
Debo llegar, y no tengo mucha paciencia, me dijo. Le pregunté hacía dónde quería llegar. Su mano pequeña me apuntó el horizonte.
No supe qué decirle, su brazo estirado por más tiempo de lo que debería me lleno el alma de vacío.
Me largué y desde ese día que no voy a la playa.

1 comentario:

Unknown dijo...

creo que es de lo mejor que has escrito very very .