sábado, 29 de agosto de 2009

Cita

Seis a.m.
Me fumo el último cigarrillo.
No sé cómo, pero me di cuenta, hoy, quizás en el curso de la tarde.
Las miradas me traspasaban como si mi cuerpo fuese de niebla, y las manos intentaban darme consuelo.
Nadie más lo sabe. El humo se confunde con mi piel.
Estuvo bien, no me arrepiento. Pero no recuerdo cuantos años han pasado.
No estoy tan viejo, menos acabado.
Quedarán los vestigios de un consuelo inhumano: el olvido.
Y cenizas.
El último cigarrillo sabe bien.
Seis a.m.

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