martes, 1 de diciembre de 2009

Sin título

Como un edipo extraño, fuera de lugar, me presenté frente a la esfinge en repetidas ocasiones. Y allí la criatura infernal me interrogó como siempre, entre acertijos. Y el consejo de otro edipo lejano, allá en el principio del tiempo, me volvió a la mente: miente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...es inevitable escapar a la tragedia si te llamas Antígona...si eres hija de un hombre que llamó Edipo...

perdona, no pude evitar recordar que trabajo post Edipo en pro de Antígona...