jueves, 10 de diciembre de 2009

Estanterías de cristal

Colecciono cada una de tus pieles en estanterías de cristal. Las observo cada noche antes de dormir.
Y no hay silencio ni vacío en esta estancia intemporal, y todo recuerdo es extraño e impredecible.
Ordeno cada molécula de tu perfume mientras tarareo una melodía hermosa e imprecisa, como el par de horas en en donde todo alrededor era silencio, y emergía de entre tus labios un par de frases inmaculadas.
Cuidado con lo que preguntas, me dices, pero cada respuesta se graba en un libro blanco, que es la almohada donde duermo, en estanterías de cristal lo guardo cada vez que sale el sol, mientras los segundos se perpetuan después del mediodía.

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