viernes, 4 de septiembre de 2009

Con fe

Quítate de en medio, quítate de en medio, un susurro maldito ahi constante en las tres orejas.
El mango de un puñal asomándose en mi espalda, ahi está, ¿serías tan amable de empujar un poco más?
Tiene usted razón, era muy sencillo:
1. Poner el elemento en posición vertical, cuidando de que éste quede firmemente asentado y que no peligre una desviación con la siguiente presión del cuerpo.
2. Escoger un lugar con la altura suficiente para que le proporcione un momentum adecuado a mi humanidad.
3. Encomendarse a la santidad de su propia elección, y saltar dando un alarido de alegría y optimismo.
4. Coseche.
Pero era mucha altura, supongo, y me demoré practicamente mes y medio en caer. Tiempo suficiente para arrepentirse de haber saltado. Mala señal, preferí arrepentirme de mis pecados, uno nunca sabe.
Quítate de en medio, quítate de en medio, ¿lo dije yo?
Estorbabas, el golpe no fue suficiente. Todavías se asoma el puñal. ¿Serías tan amable de empujar un poco más?

No hay comentarios: